Extracto de El Final de la Muerte, Volumen Dos
Nouk Sanchez
Original en ingles (https://takemetotruth.org/nouks-blog/why-the-body-is-the-center-of-our-universe/)
El cuerpo es el ídolo mas grande y mas valorado de todos los ídolos que hemos creado. También es el mas convincente. A través del falso-yo creemos que somos el cuerpo y que el cuerpo es el centro de nuestro universo. Por consiguiente mientras que por error aun lo tenemos como la meta de todo lo que pensamos, hacemos y valoramos, estaríamos aterrorizados del poder de nuestra mente que lo hizo. Esto se traduce a tener miedo a descubrir la mismísima fuente de todo lo que parece que vemos y experimentamos.
Si estamos temerosos de descubrir la única causa, entonces nunca recuperaremos nuestro poder y estaremos de acuerdo en mantenernos atrapados en la ilusión de que somos victimas del cuerpo, de otros, del pasado, y del mundo. Nos mantendremos en negación, prefiriendo creer que estamos a merced de fenómenos que nosotros mismos proyectamos.
Si le permitimos al cuerpo mantenerse como la meta de todo lo que pensamos, hacemos y valoramos, continuaremos creyendo en la sensación persistente de una amenaza de la que nos tenemos que proteger nosotros solos. Recordar que cualquier sensación de miedo junto con sus consecuencias como la enfermedad, dolor, carencia, conflicto, etc, es un efecto directo de la creencia errónea de que somos culpables. La sencilla razón de todo el miedo y sus efectos es una culpa sin perdonar.
Todo miedo surge de la loca mentira de que somos culpables. Una vez que se cree en la culpa, siempre hay una anticipación al castigo. Cada miedo que tenemos, incluyendo lo que invertimos en defendernos, germina exclusivamente de la insana creencia de que merecemos el castigo – porque somos culpables. Cualquier miedo, puesto de manera simple, es nuestro miedo de que vamos a ser castigados por “algo/alguien”.
Este “algo/alguien” nebuloso y aun así persistente que tememos y del que intentamos protegernos esta astutamente disfrazado en un sin fin de formas de adversidades (amenazas) que parecen aparecer externamente en el cuerpo, en otros, y en el mundo. Es disfrazado asi como una cortina de humo para no poder localizar la fuente singular e inmediata que es la creencia errónea de que somos culpables y que debemos protegernos de este “algo/alguien” del que estamos separados.
No quiere que reconozcamos un simple hecho. De cualquier cosa que creemos que estamos separados – haremos nuestro enemigo. Dios es amor. Nosotros como el Santo Ser, somos Amor. Sin opuestos. Sin amenazas.
Mientras confundimos nuestro ser como el cuerpo estaremos creyendo involuntariamente que Dios (Amor) es nuestro enemigo y que esta ahí para aniquilarnos. Esta profunda e inconsciente confusión contribuye a nuestro fundamental “temor a Dios” (El Amor mismo) y el incesante problema que esta ilusión manifiesta.
Como ya he dicho continuamente en la trilogía El Fin de la Muerte, el cuerpo es nuestro mas grande deposito de culpa (ataque). En otras palabras, se convierte en el basurero de todos nuestros miedos sin perdonar. Y esto es lo que lo mata. Cada fenómeno que erróneamente vemos como una amenaza solo es un disfraz, un señuelo, para desviarnos de encontrar la única causa de todo el sufrimiento – nuestra creencia no-perdonada de que somos una entidad separada, separada de nuestros hermanos, de Dios y del Amor mismo. Esta sensación de estar separados del Amor es el único problema que tenemos sin que importe la “forma” particular del problema.
“Toda esta complejidad no es mas que un intento desesperado de no reconocer el problema, y por lo tanto no permitir que sea resuelto. Si pudieras reconocer que tu único problema es la separación, no importa la forma que adopte, podrías aceptar la respuesta porque verías su relevancia. Percibiendo la constancia subyacente en todos los problemas que aparentemente te confrontan, entenderías que tienes los medios para solucionarlos a todos. Y utilizarías los medios, porque reconocerías el problema.” W-79.6.
Cada área de nuestra vida que intentamos controlar surge sola del miedo (culpa). El cuerpo resulta ser el centro de la ilusoria rueda de la existencia del ego. Y el foco central de nuestra búsqueda de placer y de nuestro rechazo al dolor – que son la misma cosa.
Recuerda que el cuerpo esta al servicio del ego hasta que avanzamos lo suficiente en confianza hasta que entregamos genuinamente y enteramente el cuerpo y sus apetitos al Espíritu. Hasta ese momento, el ego mantendrá esos apetitos extra“especiales” (sexo, comida, orgullo, placer, estatus, etc) y cuidarlos celosamente – hasta que reconozcamos conscientemente el dolor que traen. Esta es la confusión básica de la que habla Jesús; nuestra persecución individual de placer (incluyendo sentirse seguro) – alejados del Espíritu– en realidad es una atracción inconsciente hacia el dolor.
En donde buscamos nuestra Seguridad (física y mental) y Felicidad?
Queremos la libertad del cuerpo? O deseamos la libertad de la mente (espíritu)? Curiosamente, no muchos reconocen que solamente podemos escoger entre una y otra – pero no ambas. No podemos dedicarnos a las dos al mismo tiempo. Si valoramos el cuerpo entonces este nos ciega completamente de la mente/espíritu. Y viceversa.
En donde encuentro mi seguridad, mi felicidad y mi paz? Si la busco en el cuerpo y en relaciones especiales entonces estoy buscando la seguridad, felicidad y paz desde una efigie que no existe. Y mientras busco mi plenitud a través del cuerpo, en lugar de con Dios, estaré temeroso de el y lo resentiré. Y entonces así atacare al cuero por medio de ganar peso, dolor, enfermedad, conflicto, escasez, envejecimiento, accidentes y muerte, etc.
Recuerda que el cuerpo es una idea que mora exclusivamente dentro de la mente (y no el cerebro). Y por lo tanto, el cuerpo es un efecto de la mente y nunca puede ser la “causa” – ya sea de salud o enfermedad – de si mismo. La mente es la causa y el cuerpo el efecto. Cada cosa que parece que le pasa al cuerpo es un resultado directo de una decisión en la mente. El cuerpo-idea nunca deja la mente y por eso cada aparente cambio en la apariencia o estado del cuerpo, viene de la mente.
No hay causa en el cuerpo aunque claramente parezca que así sea. Todos los cambios en apariencia, su salud o enfermedad junto con sus aparentes apetitos, son unicamente administrados por la mente. Parece que el cuerpo tiene sentidos y apetitos por si mismo, pero aun así son enviados por el ego para informar de una prueba aparente de que estamos separados de la Fuente amorosa. Y como he mencionado muchas veces antes, todos los cambios destructivos carnales, incluyendo adicciones, surgen de la mente de un ego no curado.
“El cuerpo no se puede curar, porque no se puede enfermar a si mismo. No necesita cura. Su salud o enfermedad dependen enteramente en como lo percibe la mente , y el propósito que la mente le daría.”
De entre el cuerpo y mente/espíritu, cual de estos dos es el prominente para ti? En cual de estos, cuerpo o mente/espíritu, buscas tu felicidad, seguridad y plenitud en esta vida?
Una honestidad radical revela que para la mayoría de nosotros, el cuerpo es valorado como nuestro objetivo de momento a momento. Casi todos lo pensamientos que tenemos envuelven pensamientos y decisiones sobre el dolor o placer del cuerpo basados en el pasado. Y cada pensamiento entre medias esta dedicado a hacer planes sobre su futuro placer, su sustento y su seguridad física y emocional. El resto del tiempo estamos defendiéndolo o protegiéndolo.
Comparto esta percepción riendo, por lo ridícula que es. Y hay un gran alivio en por fin reconocerlo y admitirlo sin auto-juzgarnos. No podemos curar aquello que no hemos reconocido aun. Entonces, el primer paso es reconocer que erróneamente nos hemos engañado a nosotros mismos.
Mientras el cuerpo sea el prominente seguiremos atrayendo relaciones especiales mientras estas alimenten el concepto del falso-yo y la culpa que se requiere para mantener el sufrimiento.
Como ya dije en el Volumen Uno de El fin de la Muerte, el cuerpo es el ultimo de nuestras relaciones especiales que voluntariamente le ofrecemos al Espíritu Santo para santificarnos.
“Quieres la libertad del cuerpo o de la mente? Porque ambas no podrás tener. Cual valoras? Cual es tu objetivo? Porque a uno lo ves como el medio; el otro, el fin. Y uno debe servir al otro y llevarlo a su predominio, aumentando su importancia mientras disminuye la suya propia”.. . . .”En donde se ha elegido la libertad del cuerpo, la mente es utilizada como medio para quien su valor reside en su capacidad para idear formas para lograr la libertad del cuerpo. Sin embargo, la libertad del cuerpo no conlleva ningún significado, y así la mente esta dedicada a servir a ilusiones. Esta es una situación tan contradictoria y tan imposible que cualquiera que la elija no tiene idea de lo que tiene valor.”
T-22.VI.1-6,2:1-3
Si valoramos al cuerpo y a sus apetitos como nuestro objetivo entonces vamos a utilizar el ego(miedo) para lograr ese objetivo. El falso-yo tiene su vista puesta en un objetivo y sabe que mientras priorizamos al cuerpo como nuestro objetivo vamos a conseguir exactamente lo que el ego quiere para nosotros – muerte.
O le dedicamos lealtad al cuerpo – o – al la mente/espíritu como nuestro Santo Yo . No podemos perseguir ambas al mismo tiempo porque llevan direcciones opuestas. Si elegimos al cuerpo, entonces utilizaremos a la mente del ego para alimentar sus apetitos y mientras, los utilizamos inconscientemente todo el tiempo como imanes-de-culpa que nos llevan al conflicto, la enfermedad y la muerte.
El cuerpo es un subproducto ilusorio de la feroz declaración de independencia del falso-yo de nuestro Santo Ser . Hasta que no convirtamos voluntariamente el cuerpo a Espíritu, este se va a convertir en una pesada consecuencia de nuestra errónea elección de autonomía de Dios.
Erróneamente creemos que nuestra Esencia ilimitada esta separada de los demás y prisionera de estas minúsculas paredes de carne. Y después cometemos el tremendo error de ver a la muerte como libertad. Y así como un ave que confunde su seguridad con su jaula, esta no se liberara aunque la puerta de su jaula este abierta.
A medida que avanzamos en el desarrollo de nuestra confianza reconocemos que el cuerpo no es nuestra responsabilidad. En el grado en que le demos el propósito del cuerpo al Espíritu es la medida en que refleja la salud y la alegría de su propósito divino.
Para que usamos el Cuerpo?
Hasta que genuinamente deseamos re-encausar al cuerpo y nuestra relación con el Espíritu, el ego va a monopolizar su propósito y utilizar sus apetitos aparentes para mimarse en especialidad. Mientras viajamos a través del sueño del ego buscamos involuntariamente la plenitud a través del cuerpo. El cuerpo es nuestro foco, el ídolo central hasta que nos topamos con la pared proverbial por medio del auto-ataque inconsciente.
Y esto se manifiesta a través de una variedad de adversidades humanas. Afortunadamente, nuestro genuino despertar espiritual usualmente comienza cuando nos topamos con esta pared de desilusión del ego. De alguna forma hemos llegado al limite al estar intentando llevar nuestra vida independiente del Espíritu, a través del falso-yo y sus valores erróneos.
Esta etapa , el des-hacer, es la primer etapa de nuestra búsqueda para despertar de nuestro falso sentido del ser y de las relaciones y del mundo que ha proyectado. Por lo común llegamos aquí porque estamos desilusionados de las relaciones, mala salud, dolor, depresión, perdida, crisis de identidad, o muerte. Mientras el mundo juzga esto como malo, como cualquier experiencia dolorosa, ellas pueden ser entera y divinamente re-aprovechadas por el Espíritu Santo.
El des-hacer, es de hecho, el comienzo del aprendizaje para reconocer la meta destructiva del falso-yo en cada área de nuestra vida. Ahora podemos empezar a entregar nuestras relaciones, nuestros ingresos, nuestra familia, nuestro cuerpo y a nuestra vida literalmente al Amor mismo – al Espíritu Santo. Este es un proceso riguroso y divino de re-encauzamiento del rol del cuerpo en cada área de nuestra vida. De esta manera el ego tiene menos oportunidades de utilizar al cuerpo para atraer mas auto-ataque.
Imagina nuestra vida y nuestros muchos intereses combinados en un símbolo, como una gran tarta. La tarta esta dividida en muchos segmentos. El cuerpo, la familia, el camino espiritual, relaciones de pareja, el trabajo, ingresos, inversiones, vida social, intereses especiales, etc…, cada una representa solo una rebanada de la tarta.
Muchos en el camino espiritual aun mantienen sus creencias y practicas espirituales como una rebanada separada de la tarta. La mayoría la mantienen secretamente escondida de los demás mientras la compartimentan cuidadosamente. Ellos especialmente separan sus creencias espirituales de sus principales relaciones, roles en la familia, sus finanzas, el cuerpo (enfermedad, salud o rutinas de ejercicios) y el trabajo. Y así una sanación genuina no puede ocurrir mientras compartimentamos nuestra vida de esta manera.
El ego es excepcionalmente ingenioso en malversar al cuerpo en todas las áreas de valor que tenemos. No quiere que nunca veamos sin cuestionar, que toda estas áreas son usadas para alimentar la adicción del ego a la separación.
El ego usa el cuerpo para el orgullo, placer y atacar (cosas como conflictos en las relaciones, enfermedad y muerte). Fundamentalmente, busca su finalizacion por medio del cuerpo y aun así para el ego, finalizacion significa muerte física. La muerte es su objetivo. De esa forma nos persigue mas allá de la tumba a otra fase reciclada del nacimiento físico, amnesia y muerte. No busca otra cosa mas que despertar por completo del sueño.
El orgullo, el placer y al ataque son todas formas de ataque, separación e independencia individual de Dios y de nuestros hermanos. El placer y el dolor son uno! Mientras perseguimos nuestra realización por medio del cuerpo lo vamos a utilizar erróneamente como nuestro primer objetivo, como a un ídolo para que nos brinde eso que secretamente creemos que no podemos obtener de nuestra Verdadera identidad, nuestro Santo Ser/Yo.
El verdadero placer no puede ser encontrado separado de Dios. Cada vez que intentamos extraer placer, seguridad, o felicidad de algo o alguien – vamos a atraer dolor. Es por esto que las relaciones especiales implican tanto dolor.
Todo placer verdadero no puede ser experimentado solo, independientemente de nuestros hermanos y de Dios. Tiene que ser compartido para ser real. Buscando placer individual, seguridad, y felicidad, separados de los demás y de Dios, es buscar separación y sufrimiento.
Que es lo que defendemos de nosotros del miedo? Cual es la intención debajo de todo lo que hacemos?
Acaso es por miedo y duda – o – por Amor y confianza? Estamos realmente presentes? Nos alineamos con el Espíritu y “sentimos” en realidad al guiá interior antes de tomar decisiones? O hacemos nuestras decisiones en base a un pasado que no existe? Y estamos haciendo planes a futuro para anticiparnos a algún ataque? Nos damos cuenta de que si nos defendemos anticipadamente de cualquier ataque entonces lo estamos atrayendo? Y estamos haciendo estas decisiones con Espíritu, o con ego?
Cuando comemos, hacemos dieta, tomamos suplementos, medicinas o ejercicios, ¿es el motivo oculto de “salvar nuestro cuerpo” de algo a lo que tememos? Si es así entonces haríamos bien en ofrecer el miedo erróneo al Espurrir Santo en intercambio por el milagro.
¿Qué retazos de placer codiciamos y defendemos? En el grado que los valoremos, o estemos orgullosos de ellos, es el grado en que secretamente son utilizados para atacar.
Deleitarse en ganar la lotería, ponerse en forma, tener un trabajo nuevo, celebrar perdida de peso o ponerse bien – y – desesperación de caer en banca rota, estar fuera de forma, estar despedido, ganar peso, o enfermarse, son todos signos de una profunda mala identificación. El deleite o placer que conciernen a nuestro cuerpo o al de otro, son la misma ilusión. Ellos son testigos de nuestra decisión que hemos identificado a nuestro ser como el cuerpo y no como el incorruptible Yo Sagrado.
La serie de aventuras del cuerpo o son veneradas o son despreciadas. Pero raramente es reconocido que ambas reacciones son lo mismo – insignificantes.
Esto no quiere decir que dejemos de perseguir la felicidad. Pero quiere decir que no la persigamos a través del ego por mas tiempo porque esto siempre lleva a conflicto y dolor. La felicidad es nuestro estado natural una vez que deshacemos nuestro falso-ser y sus creencias y valores erróneos.
Necesitamos reconocer (y no solo intelectualmente) que la Verdadera felicidad es el resultado natural de estar presente conscientemente y alineados con nuestro Yo Sagrado. También es el resultado natural de perdonarnos a nosotros mismos por habernos identificado erróneamente con el ego, por percibir cualquier forma de ataque.
Esto es vivir desde la Voluntad de Dios que es Lo que somos. Hasta que seamos verdaderamente devotos a esto y paremos de intentar dirigir nuestro cuerpo, nuestras relaciones y la vida independientemente del Espíritu, estaremos buscando la felicidad, seguridad y plenitud en los lugares equivocados. Y vamos a atraer una vuelta en la montaña rusa de altos y bajos. La vida va a parecer un caos sin orden. Y al final, vamos a cometer el desastroso error de ver a la muerte como libertad, como la forma de terminar con el conflicto de la vida (ego).
La comunicación termina con la separación. El ataque la promueve. El cuerpo es nuestro aparato en jefe para la comunicación. Es el medio por el cual integramos todas las rebanadas de nuestra tarta de vida. Si usamos al cuerpo independientemente sin consultar al Espíritu, lo vamos a usar para atacar. Y se va a mantener como el erróneo centro de nuestro universo. Cuando aprendemos a hacer nuestras decisiones con Espíritu en ves de con ego, entonces el cuerpo es usado en pos de la unión y la Verdadera felicidad.